Tu cuerpo y tus circunstancias pueden cambiar tras tu primer embarazo. Factores como el declive de la fertilidad relacionado con la edad, los desequilibrios hormonales o las complicaciones de tu parto anterior (p. ej., cicatrices de cesárea) pueden afectar a tu capacidad para concebir de nuevo. Los cambios en el estilo de vida, como el estrés, el aumento de peso o nuevas afecciones médicas, también pueden influir.