Anomalías cromosómicas
Las reordenaciones genéticas en uno o ambos miembros de la pareja pueden provocar abortos recurrentes.
Herramientas de diagnóstico
Cariotipado y análisis genético del tejido abortivo.
Tratamiento
La FIV con Pruebas Genéticas Preimplantacionales (PGT) identifica embriones cromosómicamente normales, reduciendo el riesgo de aborto.
Anomalías uterinas
Cuestiones como los miomas, las cicatrices uterinas o las anomalías congénitas, como un útero tabicado, pueden impedir la implantación o interrumpir el embarazo.
Herramientas diagnósticas
Ecohisterografía, histeroscopia o laparoscopia.
Tratamiento
Cirugías mínimamente invasivas para corregir problemas estructurales.
Desequilibrios hormonales y endocrinos
Afecciones como la disfunción tiroidea, la progesterona baja o el SOP pueden afectar a la viabilidad del embarazo.
Herramientas diagnósticas
Análisis de sangre hormonales y seguimiento de la ovulación.
Tratamiento
Terapias hormonales sustitutivas, como medicamentos para la progesterona o la tiroides, adaptadas a tus necesidades.
Trastornos inmunitarios y de la coagulación sanguínea
La función placentaria puede verse interferida por enfermedades autoinmunes (p. ej., síndrome antifosfolípido) o trastornos de la coagulación (p. ej., Factor V Leiden).
Tratamiento
Medicamentos anticoagulantes como la heparina y la aspirina para mejorar los resultados.
Infecciones y factores ambientales
Las infecciones o la exposición a toxinas ambientales pueden aumentar el riesgo de aborto.
Tratamiento
Antibióticos para las infecciones y orientación para reducir las exposiciones nocivas.
Causas inexplicables
Aproximadamente el 50% de los abortos recurrentes no tienen una causa identificable. Aun así, muchas parejas consiguen embarazos satisfactorios con cuidados de apoyo y planes de tratamiento individualizados.